Final Fantasy XIV ¿Un reino renacido?

La historia de la muerte y renacimiento de Final Fantasy XIV ha sentado un extraño precedente en la cultura del ocio digital. Pero situémonos en contexto. Final Fantasy XIV fue una inversión multimillonaria, años de desarrollo destinados a producir un nuevo juego con el que dar un golpe definitivo en el complicado mercado de los juegos de rol masivo.

A Realm Reborn

Este título se lanzó en 2010, con todo el estruendo que sólo una saga tan veterana como Final Fantasy puede producir. Aunque dicho estruendo pronto se transformó en decepción y dedos acusadores apuntando hacia Square Enix. Pues FFXIV tiene el deshonor de ser el capítulo de la saga que peores críticas ha recibido en su dilatada historia. Su puntuación media en Metacritic se quedó en unos vergonzosos 49 puntos.

Metacritic

Una vergüenza mayúscula para Square Enix,  al ser causantes de la ponzoña y vergüenza de  su saga reina. Un golpe quizá definitivo a una franquicia cuyo reinado lleva tambaleándose muchos años.

Como decía anteriormente, la reacción de Square Enix fue fulminante y sin precendentes. La multinacional japonesa hizo acto de contrición y entonó el mea culpa ante sus fans. Final Fantasy XIV pasó a un estado de semivida, donde los pocos jugadores que aún quedaban activos pudieron disfrutarlo (si es que ésta era la palabra correcta) gratuitamente. Rodaron las cabezas en la empresa, y un nuevo equipo recibió la ímproba tarea de devolver la corona al defenestrado rey. Y así, Final Fantasy XIV fue reconstruido desde los cimientos.

En agosto de 2013, «Final Fantasy XIV: A Realm Reborn» fue lanzado al mercado. Realmente se trata de un nuevo juego, maquillado para parecer un sustituto del antiguo. La crítica estuvo de acuerdo en afirmar que «A Real Reborn» fue el juego que FFXIV debería de haber sido en primer lugar, recibiendo una digna puntuación media de 80 en Metacritic.

Pero analicemos lo que pasó. El nombre de «Final Fantasy» parece ser un arma de doble filo. Por un lado, los fans criticamos duramente a Square Enix por abusar de su franquicia, al sobreexplotarla para satisfacer su apetito comercial. Pero por otro lado, hemos sido testigos de que usar dicho nombre a la ligera no sale gratis a sus creadores. Un mal juego para móviles puede pasar desapercibido. Pero un sonoro fracaso en un capítulo principal de la saga podría llevar a la ignominia y al descrédito a toda la empresa.

La gran multinacional del ocio tuvo que admitir que su producto estrella fue un gran error, y arrojar una inversión de años y de millones de yenes directamente al retrete. El gigante tuvo que recular y crear un nuevo Final Fantasy XIV que contentara al respetable.

Es cierto que ha habido ciertos precedentes. Sin alejarnos mucho en el tiempo, Bioware tuvo que reescribir el final de «Mass Effect 3» debido a la presión popular de los fans. Pero la penitencia nunca había llegado a una escala similar a la de Square Enix. Incluso carece de precedentes en otras industrias del ocio distintas al videojuego. Imaginemos por un momento que George Lucas hubiera dicho… «Wow, es verdad, La Amenaza Fantasma es una basura. Por favor, olvidaros de ella. Voy a rodar La Amenaza Fantasma 2.0 sin Jar Jar Binks ni midiclorianos«. ¿A que resulta difícil de creer que un artista admita su equivocación de semejante manera?

Es cierto también que sólo una empresa con grandes recursos económicos puede permitirse una respuesta de tal calibre. Mucho dinero tiene que generar «A Real Reborn» para cubrir los gastos de producción de no uno, sino dos proyectos. En mi opinión, el objetivo de Square Enix no es tanto recuperar la inversión económica, sino salvar los muebles y recuperar la confianza de fans e inversores de cara a los años por venir. Pues parece que la saga de «Final Fantasy» ha logrado trascender por encima de la empresa que la engendró. Square Enix se debe a Final Fantasy, y no al revés.

¿Tendrán éxito? ¿Han logrado realmente renacer el reinado de Final Fantasy? ¿Servirá como advertencia a Square Enix de cara al futuro?

El tiempo hablará.